Este pintoresco y sorprendente pueblo axárquico extiende su urbano sobre una de las laderas del imponente macizo de la Sierra de Tejeda, si bien su término municipal abarca hasta las proximidades del pico de la Maroma (2.065 metros), que se llama también el techo de Málaga.
Al llegar a estas tierras, el visitante se encuentra inmerso en un paisaje sencillamente espectacular, tanto por la sierra en sí misma como por las vistas panorámicas que desde cualquier lugar pueden contemplarse. Bosque de pinos que queda interrumpido en las cotas más altas por la aparición del roquedal, lomas en las que se cultivan el viñedo y el olivar, que en ocasiones se mezclan con huertos dedicados a frutales, cítricos y hortalizas.
La mejor recomendación que puede hacérsele al viajero que se acerca a Canillas de Aceituno es que recorra las calles del pueblo sin un rumbo determinado, sobre todo la parte alta, que constituye, toda ella, un soberbio mirador sobre la comarca de la Axarquía. No obstante, hay algunas edificaciones que merecen una visita, como la iglesia parroquial de la Virgen del Rosario y San León Magno.
Ubicada en la zona alta del pueblo, su construcción data del siglo XVI, aunque fue sometida a varias reformas en épocas posteriores. La fábrica se levanta sobre una mezquita musulmana siguiendo el estilo que entonces imperaba en buena parte de Andalucía: el gótico mudéjar. La Casa de los Diezmos, conocida también como la Casa de la Reina Mora, es un edificio mudéjar que conserva una airosa torre del mismo estilo. En este edificio se controlada la producción y venta de la hoja de morera y gusanos de seda de toda la zona.
Aun así, la fundación del pueblo como tal hay que buscarla en la época árabe, cuando se creó el primer núcleo poblacional, Canillas Azzeitún, denominación que el pueblo conserva con una pequeña variación.